El cine de Víctor Gaviria, una mirada desde su archivo

Adriana González

El cine debería ser un medio como otro cualquiera, quizá más valioso que otros, de escribir la historia.
Roberto Rossellini


Entre los años 2010 y 2015, gracias las becas del Programa Nacional de Estímulos en su línea Beca de Gestión de Archivos y Centros de Documentación Audiovisual, se logró la organización archivística de la colección de documentos del director de cine Víctor Gaviria, un acervo compuesto principalmente por material audiovisual, fotográfico, bibliográfico, hemerográfico y material gris (denominado así aquel material que no circula por los medios regulares de distribución: conferencias, guiones, ensayos, entrevistas). Estos documentos de archivo se constituyen en memoria y apoyan el desarrollo de la disciplina cinematográfica y audiovisual a nivel regional y nacional, dada la importancia de este realizador antioqueño para la historia del cine colombiano y el contexto histórico y sociocultural de Medellín.

Además de su filmografía y bibliografía básica, que es la más conocida y está ya inventariada, existe un acervo heterogéneo compuesto por documentos fotográficos, documentos gráficos: postales, afiches, lobby cards, archivo de prensa rigurosamente recopilado desde 1980, entrevistas de audio de su trabajo de campo, y material en Betacam y Súper 8 que contienen ensayos con actores, entrevistas y detrás de cámaras.

Este proceso propuso poner a disposición del público un material tan valioso como la obra cinematográfica de este director, ya que ellos sirven de testimonio y apoyo de los procesos de investigación y producción que hicieron posibles sus obras. En el desarrollo de su obra, Víctor Gaviria comienza por adentrarse en la realidad de las comunidades y convivir con ellas, tomando como base la observación e investigación, la transmisión oral de historias impactantes y no contadas antes, de hechos que existen en el mundo real pero que no han sido interpretados ni llevados al campo de la reflexión por ser considerados “evidentes” en esa realidad. Sumergido en la historia, selecciona a los “actores” entre las personas que están inmersas en esa realidad y se nutre también de sus anécdotas y experiencias personales, para dar vida a los personajes matizados con sus propias identidades.

Con su obra ha mostrado un especial interés por las dinámicas sociales de esta ciudad y particularmente por manifestaciones entendidas como marginales y socialmente estigmatizadas…

El valor de la organización del archivo de Víctor Gaviria se expresa en varios sentidos: su valor es cultural al contribuir a la definición de la identidad y la memoria de la región; es de carácter artístico, en tanto cualificó ética y estéticamente el oficio de cineasta; y finalmente, su valor es académico, al servir como fuente para la historia y de las ciencias sociales en general. Con su obra ha mostrado un especial interés por las dinámicas sociales de esta ciudad y particularmente por manifestaciones entendidas como marginales y socialmente estigmatizadas, además, su aporte no es sólo temático sino también discursivo, de enfoque y de mirada.

La importancia de memoria audiovisual

Los archivos constituyen la memoria de la humanidad. En este sentido, también los archivos audiovisuales guardan parte fundamental de nuestro pasado y ayudan a fortalecer las distintas identidades que convergen en un país diverso como Colombia. Así entonces, la organización y difusión del material documental y audiovisual, que da cuenta de la actividad de un director como Víctor Gaviria, quien ha sido partícipe de una realidad y ha dado cuenta de ella a través de sus filmes, se nos presenta como una tarea urgente para la memoria y la historia del país.

Existe la necesidad de recuperar la memoria sobre los oficios y los hábitos que giran en torno a la realización cinematográfica. Realización, que en el caso del cineasta Gaviria, hace parte de nuestra identidad como nación. En este sentido vale la pena rescatar un material que hoy en día se conserva guardado en cajas, desorganizado y no accesible a la consulta, pero que en un futuro podría estar organizado y disponible para los investigadores interesados en el trabajo del director, en las temáticas que aborda o en la memoria social que configura nuestra identidad y que tiene en el cine uno de sus más importantes espejos.

En suma, este material que se encuentra en diversos soportes, heterogéneo en sus contenidos, se constituye en un reto que nos propusimos afrontar desde las teorías y metodologías que propone la disciplina archivística con el fin de valorarlo, organizarlo, salvaguardarlo y, lo más importante, ponerlo a disposición del público para que cumpla con el objetivo de aportar al fortalecimiento de la cultura y de la identidad de nuestro país.

La exploración de las fuentes audiovisuales ha venido tomando fuerza hace algunos años, pues cada vez se hace más evidente la importancia de la cultura de la imagen. Los crecientes y notables avances en los campos de la ciencia y la técnica han hecho de la humanidad, en la actualidad, una cultura fuertemente ligada a los medios de comunicación.

De acuerdo a lo planteado por el autor inglés Peter Burke en su libro “visto y no visto” se hace necesario abordar el uso de la imagen como documento, además de la problemática que implica su incorporación en el análisis histórico. En “visto y no visto”, el profesor Burke hace un claro y preciso recorrido en el que se nos invita a equiparar la imagen como fuente documental de la misma forma que el registro escrito, siempre dejando claro que dicha imagen no solo es un reflejo objetivo de un tiempo y espacio, sino que más allá de eso, la imagen forma parte del contexto social que la ha creado, y que necesariamente este contexto debe ser integrado en todo análisis que se haga de esta, demostrando que en una simple imagen hay más para ver que lo que se percibe a simple vista.

La recuperación de un archivo de estas características nos permite hacer visible el testimonio de quienes de una u otra forma han sido víctimas de la violencia en un país que no tiene memoria.

Es necesario reconocer la importancia de las fuentes audiovisuales como nuevas y útiles herramientas para el trabajo de investigación histórica, se hace urgente reconocer la fuente oral como herramienta de gran riqueza histórica. Pues es a través de la experiencia y el testimonio, no solo de las personas que hacen cine, sino también de aquellos que inspiran las historias narradas en la pantalla, que puede llegarse más profundamente a un retrato de mayor fidelidad de los conflictos sociales en Colombia y su representación cinematográfica.

La recuperación de un archivo de estas características nos permite hacer visible el testimonio de quienes de una u otra forma han sido víctimas de la violencia en un país que no tiene memoria. Este archivo, como los archivos o colecciones del pasado, no habla por sí mismo, hay que ponerlo a hablar y esto sólo se logra en la medida en que su organización permita la entrada por varias puertas, las más diversas posibles. El archivo sólo habla si se le pregunta y su sistematización debe motivar y facilitar las preguntas, este trabajo, ha buscado poner a disposición de los interesados un material rico en significados históricos y culturales.

De un fondo acumulado a un archivo personal

La historia a lo largo del tiempo ha demostrado la importancia de los fondos personales como fuente para la investigación y reconstrucción de los hechos trascendentales. Si bien el trabajo archivístico y la academia han priorizado el estudio de los archivos institucionales, es innegable que los personales tienen una gran importancia para la reconstrucción histórica, porque es en ellos donde se encuentran las ideas, posiciones y percepciones de personalidades con actuaciones relevantes en la historia.

La beca otorgada por el Ministerio de Cultura al proyecto presentado en 2010 permitió un primer paso sólido en la recuperación de un material valioso en su contenido y en su relevancia en relación a la historia del cine colombiano. El proyecto fue pensado solo a partir, podría decirse, de la punta del iceberg, pues fue cuando se empezó a trabajar con los recursos de la beca que se hizo posible descubrir la verdadera dimensión de este archivo, esto porque en el proceso de reunión del material este fue apareciendo en distintos lugares y tiempos.

Nos encontramos, entonces, ante un acervo que ha pasado de un fondo acumulado a un |archivo personal, se trata del conjunto de documentos producidos en la vida profesional del autor, los cuales nos enfrentan a diferentes soportes, formatos y aquellos materiales relacionados con la preparación y análisis posterior de las obras en sí mismas

Las diferentes actividades que se realizaron durante las distintas etapas en las que se desarrolló el proyecto (2010 – 2105) partieron de un inventario natural que permitió conocer y dar coherencia a las acciones que se deberían tomar con relación a los procesos técnicos archivísticos para su adecuada organización. Este material se dividió en series documentales con sus diferentes tipologías, así cada obra se convierte en un expediente que, a su vez, está dividido en tipos documentales. Su clasificación se realizó cronológicamente teniendo en cuenta su procedencia y producción. Tras el trabajo realizado al largo de estos años en la recuperación de este archivo, se pueden identificar los procesos de investigación del autor para llegar a la consolidación de sus obras.

Rodrigo D, el origen de un método

En el archivo podemos encontrar varios elementos de la película y otros elementos como libretas de apuntes, fichas, guiones o periódicos. Estos elementos dan cuenta del método de investigación y producción de Víctor Gaviria y la gestión y organización. Se encuentran, además, documentos fotográficos y audiovisuales que contienen detrás de cámaras y ensayos con imágenes inéditas de los procesos de creación, así como versiones o actualizaciones del guion, que hacen un recorrido expositivo por las diferentes decisiones que tomó el director para llegar al producto final.

En un recorrido por los diferentes documentos que hacen parte de este expediente encontramos un recorte de prensa con una crónica de el periódico El Colombiano, del domingo 14 de octubre de 1984, con el título La muerte me tiene miedo, publicación que sería la el primer documento a partir del cual se iniciaría el proceso de creación de la película Rodrigo D. Le siguen los diferentes libros (en fotocopias) con notas del autor que dan cuenta de un riguroso proceso de investigación para llegar a la primera propuesta de un guion.

…una crónica de el periódico El Colombiano, del domingo 14 de octubre de 1984, con el título La muerte me tiene miedo, publicación que sería la el primer documento a partir del cual se iniciaría el proceso de creación de la película Rodrigo D.

El guion de esta película fue escrito en una serie de tarjetas a máquina y con notas a mano en las que se evidencia el proceso que fue alimentado con entrevistas a investigadores y a los jóvenes – actores de la película.

De Andersen a la Vendedora de Rosas

Este método se evidencia también en los documentos que hacen parte del expediente de La vendedora de rosas, pues una vez organizado y respondiendo a esa cronología propuesta, encontramos una fotocopia del cuento La vendedora de cerillas, del autor Hans Christian Anderson, así como notas de Víctor Gaviria con las ideas a partir del cuento para realizar el guion de su película.

El archivo tiene diferentes documentos con ejercicios y aproximaciones realizadas por Víctor Gaviria en el proceso de adaptación, documentos con ajustes del guion, entrevistas y detrás de cámara con la selección de sus personajes y de nuevo notas al margen con las decisiones que convertirían este cuento en la obra cinematográfica. Este archivo da cuenta cómo de la película se desprendió luego una serie de textos y documentos, como ensayos, conferencias y artículos, en los que Víctor Gaviria y otros investigadores reflexionaban sobre el tema de la niñez marginada.

El archivo de Víctor Gaviria fue donado por el autor a la Cinemateca Municipal de Medellín en agosto de 2018 en el primer aniversario de fundación de esta institución, y se constituyó en la base para la construcción del archivo audiovisual de la ciudad.

Dedicado a Marcela Jaramillo

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Tres cuentos colombianos, de Julio Luzardo, Alberto Mejía (1962)