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Cine expandido: Desbordar la imagen

Karime Alexandre Rajme

Texto ganador del concurso de crítica y ensayo del 6º Eureka: Festival Universitario de Cine a partir de una de sus muestras. Algunos de los cortos se pueden ver en los hipervínculos del escrito.

El programa Cine expandido consta de una curaduría que inevitablemente abre preguntas. Sus proyectos se traducen en una vivencia al borde del sillón, en una mirada perpleja frente a la pantalla. Al contrario de una búsqueda reconfortante, donde la imagen sirva de refugio y de consuelo al espectador, las propuestas de los realizadores que componen el programa nos devuelven algo que en la cotidianidad parece perdido: la crítica y la duda sobre lo que vemos. Haciendo de las imágenes un recurso empírico y lúdico, las ocho películas que se presentan reconocen los ángulos, las ópticas, las posibilidades y los vacíos propios de la mirada, haciendo de la experiencia audiovisual una experiencia diversa y única para cada espectador que se atreve a transitarla.

En esta programación no hay límites en lo que vemos. Se asume el riesgo de desbordar la imagen y encontrar otras maneras para convertirla en su propio objeto de reflexión. Las exploraciones en los recursos audiovisuales son el alma de estos proyectos que más allá de auténticos se perciben subversivos y juguetones. A continuación, por medio de temas y cuestionamientos que arrojan las y los realizadores de cine expandido presentaré los alcances de este emocionante programa.

En Craería las texturas digitales recrean espacios parecidos al cielo, las cordilleras o las playas; territorios que aún se presentan indefinidos, apenas con un cambio de color o proporciones. Presenciamos el despliegue de algo que está siendo creado, un lugar vacío en donde comienzan a surgir las formas y donde no hay un límite entre el espacio y el tiempo. Constantine Jopeck es capaz de imaginar un origen digital del mundo y con esto no solamente construye un relato sobre la creación, sino también acerca de la capacidad que hay en lo virtual. Sabemos que al momento de interactuar en los terrenos del Internet estamos incidiendo sobre la realidad, pero ¿qué tanto este es ya un nuevo espacio? ¿Qué tanto hemos sido parte de un nuevo acto de creación sin darnos cuenta de dónde estábamos parados? Al centro de la obra de Jopeck vemos el mecanismo de este mundo nuevo: un corazón digital que es la primera forma definida generada por el creador, un joven cibernauta.

Sabemos que al momento de interactuar en los terrenos del Internet estamos incidiendo sobre la realidad, pero ¿qué tanto este es ya un nuevo espacio? ¿Qué tanto hemos sido parte de un nuevo acto de creación sin darnos cuenta de dónde estábamos parados?