Ciro Durán (1937-2022)

En el trance del documental a la ficción

Mauricio Laurens

Su disímil o cambiante filmografía arranca en 1968 con el western colombo-venezolano Aquileo Venganza –protagonizado por Carlos Muñoz– y concluye tempranamente en el año 2000 con La toma de la embajada. Ciro realizó centenares de cuñas comerciales, los documentales Corralejas de Sincelejo –cortometraje del Sobreprecio estrenado un 25 de diciembre–, los largos Gamín y La guerra del centavo; las ficciones Nieve tropical y La nave de los sueños para regresar al documental en su última figuración. Cofundador en 1971 de ACCO (Asociación Colombiana de Cinematografistas), con Hernando González y Alberto Giraldo –ya fallecidos–.

Hizo parte de la accidentada historia del documental colombiano, que partió de una difícil realidad social y expuso las difíciles condiciones económicas de sus infelices protagonistas, denunció no pocos atropellos gremiales o regionales y pretendió solidificar una toma de conciencia a manera de conclusión. Mientras que Corralejas de Sincelejo enmarca la explotación del pueblo sinuano para desembocar en un espectáculo de borrachera y sangre, Gamín (el largometraje) se aproxima con frialdad al núcleo infantil capitalino, que parece no tener posibilidades de rehabilitación, y La guerra del centavo se refiere al drama sobrellevado por dos choferes bogotanos en medio de las luchas gremiales y la mortandad por accidente.

Corralejas de Sincelejo (Ciro Durán y Mario Mitrotti, 1974). Ellos no solo desmitificaron uno de los espectáculos populares y sangrientos más orgullosamente españoles en sus raíces, sino que también desenmascararon la organización gamonal de los ganaderos padrinos en la fiesta cruel. Porque si la Semana Santa en Popayán es una réplica de la sevillana, las Corralejas los son de los encierros de San Fermín en Pamplona.

Gamín (1978).Sin aproximarse científicamente al fenómeno social registrado –miseria o abandono de un grupo infantil vulnerable–, sin compenetrarse con el núcleo en observación ni utilizar lecciones propias del cine etnográfico, resultó imposible explicar una realidad tan crítica como dolorosa. Aunque se sugerían las causas posibles del fenómeno, hubo argumentos débiles y datos escuetos sobre violencia en el campo, desajustes en tenencia de la tierra, desempleo disfrazado, lucha por la supervivencia, etcétera. Su preocupación básica fue mostrar lacras lamentables, que, Agarrando pueblo, de Carlos Mayolo y Luis Ospina, logró desenmascarar y parodiar pocos años después tras los testimonios ligeros o sensacionalistas untados de miserias para ser vendidos como mercancías exóticas.

Su preocupación básica fue mostrar lacras lamentables, que, Agarrando pueblo, de Carlos Mayolo y Luis Ospina, logró desenmascarar y parodiar pocos años después…

Este trabajo audiovisual nos dejó ciertamente un sabor amargo, deprimente, recargado de malestares y caos colectivo. Niños con harapos durmiendo en andenes y escarbando canecas, panorámicas en barrios marginados y tablas estadísticas, fotografías arregladas y anécdotas familiares de los parientes del chicuelo abandonado, anotaciones gráficas para países europeos, secuencias con teleobjetivo o cámara oculta para capturar escabrosidades, simular compasiones y sacar conclusiones ilógicas bajo la forma de marchas políticas opuestas al sistema. “Al ser compleja la estructura de esta ‘gallada’, hubo limitaciones que impidieron ser el motivo central de la película”, aclaraba Ciro.

En la polémica suscitada por las exhibiciones comerciales de Gamín, en noviembre de 1979, expuse por escrito cinco puntos controversiales alrededor suyo: niños callejeros arrastrados irremediablemente hacia la delincuencia o muerte violenta sin regeneración posible, gaminería y prostitución como consecuencias de la violencia urbano-campesina, oficios ambulantes que sirven de camuflaje a los antisociales y cómplices del delito, protestas o manifestaciones opuestas al sistema integradas por hampones que detentarían el poder revolucionario y… cambios notables cuando esos pelafustanes se organicen o sean parte de una vanguardia política.

La guerra del centavo (1985). Los protagonistas, debidamente identificados, son dos conductores de buses del servicio público en Bogotá que trabajan intensas jornadas para llevarle el sustento diario a sus familias y solucionar problemas para construir sus viviendas. José Cruz es un asalariado que sueña con tener casa propia con la ayuda desinteresada de sus hermanos. Isidro Rico es el propietario de un bus que sólo le trae dolores de cabeza y utilidades irrisorias que no alcanzan para el cierre de tejado después de siete años. No obstante, esa cacería diaria de pasajeros, el propietario cambia su vehículo por un taxi y el asalariado continúa con la rutina.

Nieve tropical(1988-1993). La diaria tragedia del comercio de droga en esta película dirigida por un colombiano e interpretada y realizada por norteamericanos –Nick Corri, Madeleine Stowe y David Carradine–. El drama ficticio que se aborda corresponde al de un destino cerrado, fatal y previsible: dos jóvenes enamorados que sobreviven en las calles y cafetines capitalinos, carteristas experimentados y estafadores de oficio, quienes siempre son tentados por emigrar hacia Estados Unidos como indocumentados y buscan de manera suicida un futuro mejor. El kung fu David Carradine, actor invitado no protagónico, asumió el rol de un preparador al servicio de las mafias que indujo a muchachos a tragarse literalmente varias libras de nieve. Estrenada con cinco años de retraso, filmada parcialmente en Nueva York y laboratorios de posproducción en Los Ángeles, no se le permitió a Ciro como director intervenir en su edición final.

Estrenada con cinco años de retraso, filmada parcialmente en Nueva York y laboratorios de posproducción en Los Ángeles, no se le permitió a Ciro como director intervenir en su edición final.

La nave de los sueños (1996). Fórmula tripartita o participación financiera del G-3 (Colombia, México, Venezuela). Expuso sin demasiados argumentos el drama de seis polizones que buscan otros destinos. En el reducido espacio de dos o tres contenedores, se embarcan seis pintorescos y malevos personajes en una borrachera de altamar con vino barato: falso moreno travesti de Buenaventura, indio guajiro de manta y mochila, dos mujeres clasificadas como mulas, idealista poeta marxista y malandrín paisa. Sin sacrificar la pronta taquilla, en detrimento de un análisis más comprometido con el entorno social y sus posibilidades expresivas. Pie de foto, en un periódico capitalino: Óscar Borda y Ramiro Meneses en la cinta de Durán. Agrego: el primero tiene un cuchillo en la garganta mientras que el segundo pasa su otro brazo por la nuca.

La toma de la embajada(2000). Recopilación de hechos violentos e insólitos que conmocionaron al país y los medios internacionales de opinión, por… 57 días, en 1980. Reconstruye sucintamente lo que pasó después de la incursión armada del M-19 a la residencia diplomática dominicana en Bogotá, con 14 embajadores a bordo y un grupo no muy definido de rehenes. Desde la recepción al mediodía y el repentino asalto guerrillero, pasando por los primeros comunicados y la utilización de los retenidos como escudos humanos frente a las ventanas. Descripción de la vida hogareña, un poco forzada por las circunstancias, y tímidos abordajes dentro del anecdotario humano de sus victimarios; además, negociaciones con emisarios gubernamentales y una que otra contradicción interna.

La selección del material periodístico de archivo constituyó su principal acierto. En efecto, al intercalar segmentos de noticieros y fotografías de sus verdaderos protagonistas, el relato trascendía por cuanto se rememoró un episodio terrorista que de no haber sido por el sensato manejo entre las partes involucradas pudo haber culminado en masacre. Si la memoria histórica proporciona una lectura digerible en nuestro medio, por cuanto poseemos algún conocimiento de lo sucedido, podría resultar inabordable al desconocerse la verdadera dimensión de los acontecimientos. En boca del Comandante Uno: “La vía pacífica es la única salida a este conflicto”.

Transcribo algunas opiniones de Ciro en entrevista que realicé con él: “Mi película trata del uso de la fuerza para acceder al poder por encima de los derechos humanos”. “A mí me interesó el hecho (secuestro de diplomáticos) por la salida humanista que tuvo para contrastarla con la actitud de los movimientos de hoy que se han degenerado, y el secuestro es diario para obtener dinero”. “La tesis de mi película, el respetar al ser humano por encima del poder, se ve reforzada por el hecho de la degradación actual de la guerra”. “Pretendo que reflexionemos sobre la posibilidad de resolver los conflictos por nosotros mismos; sí no es así alguien lo hará por nosotros y quién sabe a qué precio”.

Filmografía de Ciro Durán:
La paga(1962). Mediometraje argumental (40 min.)., filmado en Venezuela. Negativo desaparecido.
Aquileo Venganza(1968). Con Carlos Muñoz, Camilo Medina y Rey Vásquez. Tiuna Films (Caracas) y Proa Films (Bogotá).
Corralejas de Sincelejo (Durán-Mitrotti, 1974).
Gamín (1976). Mediometraje (40 min.). Colón de Oro del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Gamín (1978). Largometraje (110 min.). Quincena de Realizadores, en Cannes 78. Colón de Oro en el Festival de Huelva.
Las cuatro edades del amor(1980).
La guerra del centavo (1985).
Nieve tropical (1988-93)
La nave de los sueños(1996).
La toma de la Embajada(2000).