Clara, de Aseneth Suárez Ruíz:

Más allá de la película, la vida

Por Martha Ligia Parra

en twitter: @mliparra

 “La película Clara habla del patriarcado, que nos impone una manera de ser y de ‘deber ser’ de una sociedad que nos castiga y nos obliga a sentir en secreto”. Esta afirmación de la directora Aseneth Suárez, hija de Clara, protagonista del filme, confirma la postura y contundencia de su obra. Donde se manifiesta el impacto nocivo de un contexto machista, que se ensaña con las mujeres más vulnerables.

La película está concebida como una larga, precisa y emotiva conversación entre una hija y una madre, entre pasado y presente, entre lo que ellas fueron y lo que son. Es un diálogo que hurga en la memoria y que respeta los ritmos, los silencios, las dudas, las pausas, los finales y los comienzos. Y a través de la cuidadosa edición logra mantener no solo el interés sino también la conexión emocional con el espectador. “Siempre busco el material que contenga emoción, prioricé lo que evidenciaba nuestra transformación, sanación y perdón”. Cada giro de la historia revela una faceta desconocida de la protagonista, de la familia y de la propia directora que permanece casi siempre detrás de cámara y como narradora.

La figura principal es “una mujer que se la guerreó” que no tuvo educación, pero sí el valor para criar sola a siete hijos. La realizadora reconoce que, pese a todo, la decisión de su mamá fue “siempre darnos la vida”. Al ser abusada a los quince años por un médico que casi la triplicaba en edad, es ella y no él quien debe enfrentar las consecuencias. Y a pesar de no tener apoyo y sufrir todo tipo de maltrato, siempre optó por la protección de los hijos.

La cinta se centra en la relación hija-madre y en la necesidad de hablar para sanar. Lo que recuerda otros documentales en primera persona, tanto colombianos como latinoamericanos; una de las tendencias principales del cine contemporáneo. Estas películas establecen a través de la memoria personal un diálogo que ilumina no solo la historia individual sino también la familiar, la social y política. Es el caso de las colombianas: Amazona, de Clare Weiskopf, Amanecer, de Carmen Torres, The Smiling Lombana, de Daniela Abad, Las razones del lobo, de Marta Hincapié, Después de Norma, de Jorge Andrés Botero, entre otras. Igualmente, la cinta paraguaya Cuchillo de palo, de la realizadora Renate Costa, que incluso fue inspiración para la cinta que nos ocupa.

Clara es una historia de mujeres, de aquellas que hoy como ayer se echan a cuestas lo que les toca y más, renunciando a casi todo. Sin embargo, esta mujer rendida en apariencia, fue capaz de transgredir el orden establecido y pagar un alto e injusto precio. Soportando la humillación, el juzgamiento, la culpa y el rechazo de su familia. Ella es también la misma persona que, a los sesenta años, se inicia en el lanzamiento de la jabalina, como una reafirmación de su tenacidad y disciplina.

…la cinta paraguaya Cuchillo de palo, de la realizadora Renate Costa, que incluso fue inspiración para la cinta que nos ocupa.

Uno de los episodios más duros para la madre y los hijos es la muerte violenta y temprana de uno de sus miembros, quien trabajó duro para ayudar y decía: “ve despacio, que si vas rápido la vida se te va acabar”. Como narra la directora: “Las navidades quedaron marcadas por la muerte de mi hermano Adolfo y la imposibilidad de todos de hablar sobre eso, y preferir el silencio. Eso fue lo que nos distanció”.

Para Suárez, como lo reflexiona en la película: “ventilar el pasado era el camino para sanar los dolores que el silencio trae”. El proceso no fue fácil, pero si liberador, para la madre y también para la hija. Poder hablar de lo que se negó por tanto tiempo en la familia, es un acto de valentía y de libertad. Y al mismo tiempo de resistencia, de reivindicación, de una manera propia de estar en el mundo, del rol que desempeñamos en la familia y en la sociedad.

Si bien el documental se acerca a la protagonista con admiración y agradecimiento, también hay tensiones al tocar temas sensibles como el secreto de Clara y los recuerdos de infancia y adolescencia de la realizadora: la soledad, el engaño, los temas que se callaron, el tener que sobrevivir a muchas cosas en silencio porque su mamá no estaba. “Entender que yo estaba sola porque mi mamá estaba ocupada reparándose, pues uno de sus hijos había muerto y también había perdido al amor de su vida”.

La película tiene muchos momentos conmovedores que impactan por su sinceridad y por la verdad que transmiten. A la pregunta ¿qué es el amor? Clara responde: “Yo creo que todavía no lo he vivido y creo que no lo voy a vivir”. En otra escena, al hacer el balance de los dolores y frustraciones, manifiesta sabiamente: “Más bien debemos cortar con esta cadena de culpas”.

La cinta aborda temas esenciales como los duelos que se viven en silencio o que no son elaborados, aquello que nos une y nos distancia de los padres, la diferencia entre una casa y un hogar y la genuina necesidad de protección y acompañamiento de niños y jóvenes, independiente del género de los padres o de sus cuidadores. Así como también el daño causado por el patriarcado contra las mujeres, durante tantas generaciones. Al menoscabar su desarrollo y subestimar el aporte de la fuerza femenina a la sociedad.

Así como también el daño causado por el patriarcado contra las mujeres, durante tantas generaciones.

Desde abajo, desde adentro y pese a los prejuicios, las mujeres en esta película han tenido la valentía de hablar, de ser y de cambiar. Son ellas quienes proponen y enfrentan las circunstancias. La madre desde la lucha de siempre. La hija, desde la libertad de estudiar, viajar y ver el mundo; la misma que se mira a sí misma y a su historia y manifiesta: “Ahora que ventilamos el pasado el aire es más fresco. Nuestro futuro depende de entender lo que ya pasó. Reconocer el pasado, los sentimientos experimentados y los vacíos, sirve para construir a partir de allí”.

Clara es un documento valioso por lo que tiene de personal y sincero, por su belleza auténtica, por rescatar la historia de tantas mujeres anónimas. Y porque construye y reescribe a partir del poder de las palabras, de la escucha y del respeto. Para entender, como lo expresa la realizadora, que “más allá de la película, está la vida”.