Los reyes del mundo, de Laura Mora

“Estas tierras tienen planes diferentes para todos”

Por Martha Ligia Parra

En twitter: @mliparra

 

“Encontramos nuestra humanidad más acá de la muerte

                                 y de la desesperación, él la encuentra más allá de los

                                 suplicios y de la muerte”

-Jean-Paul Sartre-

 

El espíritu de Los reyes del mundo y la búsqueda de sus protagonistas, evoca el prefacio de Los condenados de la tierra, de Frantz Fanon, escrito por Jean-Paul Sartre: “Él lo sabe: ese hombre nuevo comienza su vida de hombre por el final; se sabe muerto en potencia. Lo matarán: no sólo acepta el riesgo, sino que tiene la certidumbre; ha visto tantas agonías que prefiere vencer a sobrevivir; nosotros hemos sembrado el viento, él es la tempestad”.

La película está contada por quienes han llevado la peor parte; aquellos empujados al desarraigo o a la muerte. Pero ellos no eligieron venir a inmolarse entre los condenados de la tierra, como dice el poema de José Emilio Pacheco. Rá, Culebro, Sere, Winny y Nano, son cinco jóvenes desposeídos que quieren intentar un nuevo comienzo. Están encarnados con gran espontaneidad y carisma por los actores naturales debutantes:   Carlos Andrés Castañeda, Davinson Andrés Flórez, Brahian Stiven Acevedo, Cristian Camilo David y Cristian David Campaña. En la vida real, todos han vivido historias similares.

Los personajes de la cinta se aferran al presente como su única posesión y resisten gracias a la amistad. “Ellos no tienen a nadie. Yo tampoco. Estamos solos”, dice Ra. Viven al extremo los fugaces momentos de vértigo y alegría. Así como también, el sueño de intentar lo que parece imposible: tener un lugar en el mundo, “luchar por lo de nosotros”, en palabras del líder. Saben que nada ha sido fácil y que a cada acción temeraria, desobediente o de euforia le seguirá, casi siempre, la violencia y la represión.

La realizadora paisa Laura Mora, en su tercer largometraje, reconoce que trabajó de un modo distinto, pues implicó pasar de la certeza de Matar a Jesús a la incertidumbre. Emprendió una especie de viaje a lo desconocido, para hablar de los temas que le duelen: la injusticia, la vida de los excluidos, la violencia como especie de patrimonio de la masculinidad y la guerra que han vivido los jóvenes.

 

Los reyes del mundo es una cinta que aborda un aspecto clave de la violencia en el país y que es justamente el tema de la tierra. En el viaje de retorno al Bajo Cauca, un personaje le dice a Ra: “Estas tierras por aquí tienen planes diferentes para todos”. Como expresa Mora: “El punto neurálgico del conflicto en Colombia, es precisamente ése: el de un pueblo que ha sido despojado por terratenientes, grandes élites y grupos armados; lo cual ha constituido la base de una sociedad extremadamente desigual y adolorida. Al final, la guerra la han vivido un montón de muchachos jóvenes y humildes peleando y defendiendo los intereses de hombres poderosos”.

El aspecto onírico es parte integral de la historia, con imágenes que hacen eco de los sueños, de lo metafórico, del delirio, del mundo de los vivos y de los muertos y de la conexión con aquello que no vemos: la casa campesina habitada por fantasmas o el caballo blanco que de pronto aparece en la ciudad o en el campo y cuya visión es tan real para el protagonista.

Al comienzo, la película habla de hombres que se quedan dormidos y al final, de quienes no lo hacen. Es una especie de alusión a la inacción, a lo intangible, a la muerte, pero también a que la lucha puede trascender el mundo real, otras dimensiones y niveles de conciencia. La memoria de otras generaciones, de los abuelos y ancestros, los de ellos y los nuestros.

…“El punto neurálgico del conflicto en Colombia, es precisamente ése: el de un pueblo que ha sido despojado por terratenientes, grandes élites y grupos armados; lo cual ha constituido la base de una sociedad extremadamente desigual y adolorida.

El plano de los jóvenes de espalda a la cámara se repite y reafirma su soledad y aislamiento; los envuelve la niebla, el abismo, el tiempo suspendido. En la ciudad, no pertenecen a ningún combo, en el campo a ningún grupo armado. El choque traumático con la realidad es la constante: ser ignorados en una tienda de carretera o ser el blanco de la acción violenta de una redada.

Rá, Culebro, Sere, Winny y Nano emprenden el viaje, confiados en la palabra y en la justicia del Estado. Esperan no seguir siendo condenados a vagar como invisibles, como fantasmas; ni en la vida ni en la muerte.