Martha Ligia Parra
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-Claudia Fischer: Hay 24 personas de
la familia incursionando en el arte
-Santiago Cárdenas: ¡Es un montón
de gente, qué horror!
Santiago Cárdenas Arroyo, figura emblemática de la pintura colombiana es el protagonista del documental Duma: De un mismo árbol, de Claudia Fischer. Una película que traspasa el ámbito privado para ofrecer una reflexión sobre el arte, la identidad, las influencias y los lazos familiares y culturales. La producción es el retrato de una gran familia de artistas con raíces en Colombia, a la vez que permeada por otras culturas. Y cuyo amor por el arte, se ha contagiado de una generación a otra.
Duma es una obra coral a catorce voces que ofrece una visión diversa de la creación artística y sus posibilidades. Y establece un diálogo sereno y amplio sobre el sentido del arte, de la vida, de la pasión compartida. Santiago es el referente obligado, el mayor de la familia, el más querido, el padrino. A lo que él responde: “En ser el mayor sí concuerdo. Me da pena que tantos otros familiares hayan resuelto ser artistas porque es una profesión complicada, muy difícil. Tiene que ser uno muy irresponsable para querer ser artista”.
A los 85 años, sigue activo y acaba de presentar su exposición Cotidiano en Bogotá. La pintura es para él una ilusión, a través de la cual el ser humano trata de comprender su existencia. Pinta al óleo y lo hace todos los días. “Yo siempre trabajo en varios cuadros al tiempo porque el óleo se demora mucho en secar”. Y si bien ha influenciado las vocaciones de su descendencia, deja muy claro que, el ejemplo a seguir para él, provino de dos mujeres artistas de la familia, a quienes admiraba, Marina y Ester Cárdenas.
Las obras de Santiago Cárdenas hacen parte de las colecciones de famosos museos del mundo y hay murales suyos en el Concejo Municipal de Cali, en el Hospital Cardio infantil y en el Teatro Libre de Bogotá. Su figura serena y sentido del humor marcan el ritmo de esta obra documental en torno a su trabajo y a las perspectivas de trece artistas más; hojas del mismo árbol.
Árbol regado por la vocación, el estudio, la constancia, las búsquedas creativas y el permanente ir y venir entre culturas; de cada uno de ellos. Duma muestra cómo ese quehacer se ha desarrollado, a través de distintas manifestaciones: La pintura (Santiago Cárdenas Arroyo, Guillermo Cárdenas Fischer, Andrés Fischer y Alejandro Cárdenas Fischer), la escultura (Nicolás Cárdenas Fischer y Camilo Cárdenas Vanwien), la arquitectura (Alberto Cárdenas Arroyo y Carlos Guillermo (Memo) Fischer), la fotografía (Ana María Cárdenas y Juan Fischer ), la literatura (Margarita Cárdenas Arroyo), el cine (Claudia Fischer y Juan Fischer), la música (Santiago Cárdenas Vanwien) y la actuación (Paola Baldión Fischer).
Para la directora es significativo señalar que esta familia se ha transformado y expandido desde el siglo XIX hasta la actualidad, a partir de sus orígenes en la migración: “Siempre han estado en un continuo ir y venir, y esto también ha permeado su obra y su manera de pensar”.
Duma es el tercer largo documental de la realizadora. Una obra tan personal y familiar en la que asume diversos roles: Dirección, producción, cámara y sonido. Es también uno de los personajes del documental y, además, la interlocutora de Santiago Cárdenas, en la intimidad del taller del pintor. Espacio al cual se asoma casi a hurtadillas evitando romper la magia.
… esta familia se ha transformado y expandido desde el siglo XIX hasta la actualidad, a partir de sus orígenes en la migración: “Siempre han estado en un continuo ir y venir, y esto también ha permeado su obra y su manera de pensar”.
Antes de dirigir, Claudia fue directora de arte de La voz de las alas (2005), de Jorge Echeverri, y de Buscando a Miguel (2007), de Juan Fischer, su hermano. Y realizó el diseño de producción de las películas Retratos en un mar de mentiras (2010), de Carlos Gaviria, e Hilo de retorno (2022) de Erwin Goggel. Su debut en la dirección fue Ati y Mindhiwa (2016) como el árbol en medio del huracán, sobre dos mujeres de la comunidad arhuaca de la Sierra Nevada de Santa Marta. Le siguió Wërapara (2023), sobre jóvenes trans artesanas de la comunidad Emberá Chamí. Y en el mismo año estrenó Duma, su tercer largo.
Vale la pena destacar de este último, dos posturas sobre el oficio artístico. La primera, que el arte no tiene que dar respuestas. Y la segunda, que sí tiene la necesidad de establecer un diálogo. El pintor Guillermo Cárdenas Fischer establece un interesante paralelo entre los artistas y los científicos: “Ambos tenemos una serie de curiosidades acerca del mundo, nos hacemos preguntas de la vida de uno, de todo. El científico llega a una conclusión. Nosotros como no usamos el método científico no tenemos que llegar a una conclusión. Lo que llegamos a tener es más preguntas. Un artista está generando preguntas. Lo que es clave para mí, de las obras plásticas, es que permiten que uno redescubra el mundo”.
Por su parte, el escultor Nicolás Cárdenas Fischer, valida la importancia de la interlocución: “A uno lo inspiran muchos conceptos y cosas, pero esos conceptos no tienen que hacer que el público sienta un muro para hablar con el artista; sino que uno tiene el compromiso de poderse comunicar”.