Manuel Guillermo Zarama Rincón
Colombia es un país singular: hermoso, amplio y complejo. El eterno y delicado conflicto interno que vive desde su fundación como república hace más de doscientos años lleva a pensar y repensar ese concepto de nación tan fragmentado por las tragedias causadas por todas las clases sociales, especialmente los gobernantes de todas las corrientes.
Desde las artes se han asumido posiciones para buscar expresar estos dolorosos hechos que enlutan especialmente a la población civil, la primera violentada. El cine colombiano ha asumido una posición valiente y humana respecto a estos conflictos, denunciando todo tipo de violencia de los armados de todos los lados hacia el común de la gente.
En el caso de los audiovisuales, especialmente argumentales, en Nariño se han realizado tres largometrajes de ficción que brindan la versión desde el sur ante este conflicto nacional: La Sirga, Jardín de Ampolas y Desobediencia. Denuncian los atropellos ante la población civil de grupos armados desde diferentes perspectivas, historias y protagonistas. Este escrito pretende dar a conocer estas posturas desde las producciones del departamento para reivindicar los derechos sociales.
Cine colombiano y conflicto interno
Las cintas colombianas desde hace mucho han narrado estas historias con creatividad y valentía. La lista es bastante larga, digamos afortunadamente, puesto que evidencia el compromiso para denunciar estos graves hechos y así generar nuevas lecturas y, por ende, buscar soluciones a las problemáticas. Y, por otro lado, lista larga desafortunadamente, ya que la gran cantidad de obras muestra la amplitud y alcance de la violencia a todos los estratos sociales. A continuación, he seleccionado una personal, corta y seguramente incompleta lista de producciones de alta calidad que relatan el conflicto colombiano.
La pionera es El río de las tumbas (1964), film que asume una postura interesante alrededor de la muerte en los campos colombianos con el protagonismo de una rivera. Es un importante hito ya que marca el inicio del compromiso de los realizadores, en cabeza de Julio Luzardo, hermano de la actriz Consuelo Luzardo, algunos años después del inicio de la llamada época de la Violencia en Colombia y en pleno Frente Nacional (1958-1974) 1 .
A continuación, Cóndores no entierran todos los días de Francisco Norden y basada en la novela homónima de Gustavo Álvarez Gardeazabal, que narra la historia de un hombre común que se convierte, desde el catolicismo conservador, en autor intelectual de cientos de homicidios en la ciudad vallecaucana de Tuluá y sus alrededores en plena época de La Violencia2.
Años después, Luis Alberto Restrepo presenta La primera noche, doloroso film que cuenta la historia de una familia campesina desplazada por la guerra a la gran ciudad, narrando sus vicisitudes desde la pobreza y la incomprensión3.
A continuación, el vallecacucano Carlos Moreno, que después de la desgarradora Perro come perro, relato desde las mafias, también se anima a narrar la desventura colombiana con Todos tus muertos, cáustica película que desde la tragicomedia asume la posición de las matanzas y las “fosas” comunes en el centro del hermoso y belicoso Valle del Cauca desde la mirada de un humilde campesino y la indiferencia de las autoridades ante su drama 4 .
Los Colores de la montaña, de Carlos César Arbeláez, a su vez, nos muestra desde la perspectiva infantil los horrores de la guerra: minas antipersona, reclutamiento, desplazamiento y cierre de colegios en los campos, con una sutileza y brutalidad impactantes y difíciles de olvidar.
Jaime Osorio Márquez con El Páramo nos muestra otra faceta del conflicto, desde un comando de soldados profesionales que llegan a una lejana base militar extrañamente abandonada por otro grupo del mismo ejército colombiano y donde van a descubrir un nuevo enemigo, invisible y poderoso. El film evidencia el stress, la angustia y la ansiedad permanente en la cual vive este actor de la guerra fragmentado en sus propias disertaciones .
Un nuevo clásico del cine colombiano se constituye Pájaros de verano, de los directores Cristina Gallego y Ciro Guerra, evidenciando una perspectiva diferente acerca del narcotráfico en el país con el desierto guajiro y el piedemonte de la Sierra Nevada de Santa Marta como escenarios de una violenta disputa entre clanes en los albores del narcotráfico en la década de los setenta. Es un relato refrescante, tenso y fluido que muestra el conflicto armado desde su principal combustible: las drogas y sus mafias .
Conflicto interno colombiano desde el cine nariñense
La Sirga
Sinopsis: Alicia está desamparada. El recuerdo de la guerra llega a su mente como amenazantes truenos. Desterrada por el conflicto armado intenta rehacer su existencia en La Sirga, un hostal decadente a orillas de una gran laguna en lo alto de los Andes que pertenece a Óscar, el único familiar que conserva con vida, un viejo huraño y solitario. Ahí en una playa fangosa e inestable buscará echar raíces hasta que sus miedos y la amenaza de la guerra reaparezcan de nuevo. ¿Podrá dejar todos sus miedos y digerir la muerte?
¿Usted cree que los que quemaron mi pueblo
se vengan pa´ca también?
Alicia a su tío Óscar
Si bien La Sirga, ópera prima del caleño William Vega, es una excelente producción valluna, al ser filmada en nuestro territorio y con algunos actores del departamento, se constituye un hito de nuestro cine. La obra tiene un abanico amplio de crímenes que se viven en nuestro amado y sufrido departamento: desplazamiento, amenazas, homicidios, matanzas, coqueteos con el narcotráfico desde la pequeña participación de un raspachín en esa cadena criminal, y en medio, Alicia que busca su lugar en el mundo para poder vivir en paz y elaborar sus múltiples duelos.
En el majestuoso escenario de nuestra madre laguna La Cocha (a la cual nunca se la nombra) se desarrolla esta obra, llena de silencios reflexivos y a veces incómodos, con un elaborado manejo de cámaras. El guion es simple y fluido, pero no por eso menos interesante. Aunque a veces es lenta, La Sirga logra mantener un hilo conductor delicado pero fuerte que nos lleva a un desenlace doloroso en el cual Alicia será víctima nuevamente, la común revictimización en nuestro país, que la llevará a un futuro incierto y poco esperanzador.
Jardín de Amapolas
Sinopsis: Emilio, un campesino de Nariño y su hijo Simón, son desterrados de su parcela por un grupo armado. Buscando un lugar en donde refugiarse, llegan a la casa de un primo, Wilson, en un pequeño pueblo en donde Emilio, presionado por su situación económica, se ve obligado a trabajar en cultivos ilícitos de amapola, pertenecientes a Ramiro, un temible narcotraficante. Entretanto Simón, sin saber del trabajo que realiza su padre, conoce a Luisa, una linda y extrovertida niña. Así en este trasegar florece una amistad, que descubrirá la inocencia detrás de la guerra, teniendo su prueba más dura cuando Simón conozca a Ramiro.
Si allá manda la guerrilla, acá mandan los paramilitares…
Ramiro a Wilson
Al igual que Los colores de la montaña, Jardín de amapolas explora el conflicto desde la mente intensa e inocente de los niños; es una historia fluida, vibrante y llena de giros que pone al espectador en vilo durante toda la proyección. Homicidios, infanticidios, matanzas, atentados contra la fuerza pública, amenazas, instrucción de armas a menor de edad, minas antipersona, hurto, tráfico de estupefacientes y, claro está, cultivos ilícitos, la convierten en una obra que desarrolla este prontuario delicada pero firmemente. Los protagonistas se verán inmersos en una vorágine de sucesos que los llevarán a buscar nuevamente un incierto hogar donde poder reflexionar sobre la vida y la muerte.
Desobediencia
Sinopsis: Un grupo anarquista en los años noventa, llamado “Cómo entrenar gallos de pelea”, cansado del mal que consume a la humanidad, decide documentar en video las acciones que toma para lograr un cambio espiritual. Pero sus acciones tendrán dificultades morales que los llevarán a tomar drásticas decisiones.
Ofrezco este revólver no como instrumento para la guerra, sino
como instrumento que cambiará a la humanidad.
Benefactor a miembro del grupo anarquista
Desobediencia se despliega como una compleja historia que presenta múltiples crímenes y delitos: asesinatos (homicidios, genocidios, suicidios) violación de menor de edad, conformación de grupos armados ilegales, derechistas, izquierdistas y anarquistas, secuestro, tortura física y mental, matanzas, destrucción de pueblos, desplazamientos, se relatan en este largometraje caótico, denso y difícil de seguir. Sin embargo, a través de un guion creativo e interesante, Desobediencia logra condensar los agresivos y erráticos comportamientos del grupo Cómo entrenar gallos de pelea, el cual a la postre se disuelve ante el éxodo y la muerte de sus miembros consumidos por sus cuestionables métodos que no logran su objetivo, antes bien, empeoran las vidas de todos los implicados.
Reflexiones finales
Las tres películas nariñenses son óperas primas de sus respectivos directores, quienes valientemente denuncian situaciones dolorosas del conflicto colombiano desde su mirada particular en el sur de Colombia. Coincidencialmente, ninguna muestra el contexto específico del sur colombiano ni en lugar ni en época.
Las historias son interesantes, agradables, complejas y evidencian diferentes crímenes cometidos contra la población civil mostrando el compromiso social de sus realizadores. También cabe destacar el alto profesionalismo de las producciones en cuanto a guion, edición y sonido.
Asimismo, se han convertido en referentes para la reflexión ética y cinematográfica de diferentes investigaciones gracias a su éxito a nivel nacional e internacional.
Valga la oportunidad para agradecerles a los realizadores nariñenses, y de paso a todos quienes se han atrevido a contar estas penosas experiencias en cine de manera poética. Es un ejercicio para ayudar a sanar las heridas y un homenaje para ayudar a trascender a las almas de los caídos en este país bendecido y crucificado.
Filmografía
El río de las tumbas
Director: Julio Luzardo
Año: 1964
Reparto: Carlos Benjumea, Carlos Duplat, Hernando González, Santiago García, Milena Fierro, Eduardo Vidal, Yamile Humar.
Cóndores no entierran todos los días
Director: Francisco Norden
Año:1984
Reparto: Frank Ramírez, Víctor Hugo Morant, Vicky Hernández, Manuel Pachón, Isabela Corona.
La primera noche
Director: Luis Alberto Restrepo
2003
Reparto: Carolina Lizarazo, Jhon Alex Toro, Hernán Méndez, Enrique Carriazo, Andrea Castaño.
Los colores de la montaña
Director: Carlos César Arbeláez
Año: 2010
Reparto: Hernán Mauricio Ocampo, Nolberto Sánchez, Genaro Asitizábal, Hernán Méndez, Natalia Cuéllar.
El Páramo
Director: Jaime Osorio Márquez
Año: 2011
Reparto: Juan David Restrepo, Alejandro Aguilar, Mauricio Navas, Julio César Valencia, Nelson Camayo, Andrés Castañeda, Daniel Catz.
Pájaros de verano
Directores: Cristina Gallego y Ciro Guerra
Año: 2018
Reparto: Carmiña Martínez, Natalia Reyes, José Acosta, John Narváez, José Vicente Cotes, Juan Bautista, Greider Meza.
La Sirga
Director: William Vega
Año: 2012
Reparto: Joghis Arias, Julio César Robles, David Guacas, Heraldo Romero, Floralba Achicanoy.
Talento nariñense: Actores: David Guacas, Heraldo Romero, Floralba Achicanoy. Banda sonora: Fidencio Tulcán y su Clavel Rojo.
Jardín de amapolas
Año: 2012
Director: Juan Carlos Melo Guevara (Ipiales)
Reparto: Paula Páez, Luis Burbano, Carlos Alberto Hualpa, Víctor Hugo Uscátegui, Juan Carlos Rosero, Luis Carlos Lozano.
Talento nariñense: Completo. Equipo de producción, actores. Dirección artística: Milton Cabrera.
Desobediencia
Año: 2019
Director: Juan Pablo “Tuchi” Ortiz Tobón
Producción: Paola Andrea Suesca.
Protagonistas: Brayan “Mulato” Muñoz, Eduardo Ortiz, Ana Lucía Tumal, Esteban Unigarro.
Talento nariñense: Completo. Banda sonora: Brayan “Mulato” Muñoz.
Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=XxXGTq28eus