Martha Ligia Parra
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“Soy mi abuela, soy la prima, soy la hermana, soy semilla”
Igualada es un documento histórico y valiente como su protagonista, un aporte a la memoria social y política del país. Una pieza importante en la representación de las comunidades afrocolombianas, en el cine nacional. Un homenaje a las batallas de estas poblaciones y a su resistencia. La llegada de Francia Márquez a la vicepresidencia es un hecho sin precedentes, un momento de esperanza, una posibilidad de cambio. Pero la lucha apenas comienza. Y como afirma Isabel Ramírez, La Muchacha, cantautora y compositora de la música original de la película “la ruralidad es la que más tiene las heridas abiertas en este país. Las comodidades de la ciudad nos han dejado ver la guerra por televisión, pero el campo ha tenido la guerra directa, pura y cruda”.
Su canción Igualada expresa el sentido de la película y el coraje de la población afro:
Vengo del río que es madre y padre
No copio del miedo
No subestime el criterio
De un corazón descontento
Me sobra templanza, como a los grillos de noche
Soy la sangre de mis muertos regada en el territorio
Soy la fuerza de las plantas que alivian el cuerpo roto
Soy mi abuela, soy la prima, soy la hermana, soy semilla (…)
Desde muy joven, la protagonista del documental se comprometió con la defensa del lugar de sus ancestros: “Cada persona tiene un propósito en el mundo. El mío es luchar por los derechos de las comunidades y las mujeres, por el territorio y por la vida”, afirma Márquez, quien nació en La Toma, un corregimiento ubicado en el municipio de Suárez (Cauca). Descrito así en el proyecto periodístico Tierra de resistentes: “Bañada por siete ríos, pero no tiene agua potable. Sus tierras albergan una hidroeléctrica, pero pagan la energía más costosa del país. Jamás se sintieron tan inseguros como cuando instalaron una base militar en su territorio. Y nunca fueron tan pobres como el día que el mundo supo que estaban llenos de oro”.
Mauricio Romero en el podcast Gente que hace cine define Igualada como un Franciahood al compararla con Boyhood: Momentos de una vida (2014) de Richard Linklater. Y es que el documental evidencia la resistencia de Márquez y de una comunidad a largo del tiempo e intercala pasado y presente. El resultado es el retrato de una activista rural afro y lideresa que desafía el statu quo, que ha hecho historia y cuya vida y trayectoria son inspiradoras. En un país como Colombia, el tercero más desigual, según datos del Banco Mundial.
Con material de archivo, la película aborda algunos de los hechos más relevantes de la historia reciente de nuestro país. La narrativa textual indica: “En los noventa la proliferación de ejércitos paramilitares de derecha, profundizaron la violencia en Colombia. Masacres de campesinos sembraron terror en zonas rurales y comunidades enteras huyeron de sus territorios. Sus tierras quedaron libres para ser explotadas por megaproyectos como parte del plan de desarrollo del entonces presidente Álvaro Uribe. Este plan llegó hasta el territorio de Francia, persiguiendo el oro de sus montañas”.
“Tierra de resistentes”, el proyecto periodístico ambiental colaborativo y latinoamericano precisa aún más la magnitud de la situación: “En 2004 el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez otorgó a la Sociedad Kedahda S.A. un título de exploración que abarcaba 50.000 hectáreas entre los municipios de Suárez y Buenos Aires para la explotación de oro. El tamaño del área donde el Gobierno les permitía explorar era tan grande, dice la comunidad, que no se salvaba ni el cementerio de La Toma”.
De tal forma que el presunto “progreso” fue impuesto a la comunidad, a través de la intimidación y el terror. Y la población obligada a pagar con el patrimonio, el desplazamiento o la propia vida. Precisamente, Igualada documenta el constreñimiento reiterado: En 2009 se ve el momento en que el Consejo comunitario de La toma Cauca habla de la amenaza de desalojo, por parte de los grupos paramilitares al servicio de las empresas mineras. “Los líderes ambientales están en la mira de bandas criminales como Las Águilas Negras – Nueva Generación y Los Rastrojos. Colombia se convirtió así en el país más peligroso para ser líder social en el mundo”. Se ve entonces cómo, paralelamente, crecieron la violencia y el proyecto económico nacional. Los nombres y rostros de esos líderes llenan la pantalla: Emilson Manyoma, Temistocles Machado, Alba Mery Chilito, Maritza Quiróz, entre muchos otros.
De tal forma que el presunto “progreso” fue impuesto a la comunidad, a través de la intimidación y el terror. Y la población obligada a pagar con el patrimonio, el desplazamiento o la propia vida.
Por su parte, la valentía y compromiso de las mujeres como defensoras de su territorio, se manifiesta en la famosa Marcha de los turbantes en 2014, cuando Francia caminó junto a más de ochenta mujeres afro de La Toma. En un recorrido de 530 kilómetros desde El Cauca hasta Bogotá, para que el Gobierno detuviera la explotación de una mina en el río Ovejas.
Probablemente el momento más emotivo de Igualada, son las imágenes y el discurso de Márquez al recibir en 2018 el Premio medioambiental Goldman o Nobel Verde; por su lucha contra la minería ilegal. Con palabras sencillas y elocuentes expresa: “Soy parte de quienes alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques y los páramos y de aquellos que sueñan en que un día los seres humanos vamos a construir un modelo económico que garantice la vida”. La alocución está acompañada de los rostros de hombres y mujeres humildes que hacen esta labor con las uñas; mientras arriesgan la vida.
Hay un hecho doloroso que aparece en la película y que termina de convencer a Francia de lanzarse a la política. La masacre de cinco niños afros, del barrio Llano Verde en Cali, ocurrida en 2020 en un ingenio azucarero. Los niños, entre los 14 y 16 años, pertenecían a familias desplazadas por la violencia en 2017.
En 2021 seguimos a la candidata en el lanzamiento de la campaña en La toma. En su discurso reconoce a la mayora Balanta quien le enseñó el valor de defender el territorio como un espacio de vida y en especial el agua: “El río Ovejas que como dice Paulina Balanta ha sido papá y mamá para nosotros”. En 2021 funda el movimiento “Soy porque somos”, traducción de la palabra Ubuntu que se refiere al concepto sudafricano para cuidar a otros. Explica que somos un solo organismo y que hay una relación de dependencia mutua y reciprocidad en la sociedad y con la naturaleza.
Igualada es el resultado de una relación de confianza que se estableció a lo largo del tiempo entre el director, su equipo y Márquez. Se conocieron en 2006, cuando Francia era una joven minera artesanal que resistía la llegada de una multinacional. En 2009 Mejía hace un corto llamado La Toma y viaja con Francia por Estados Unidos donde ella habló de la lucha por su comunidad y del desplazamiento por las empresas mineras.
Human Pictures, películas por la justicia, es la empresa productora de Mejía, un antropólogo que se considera más activista que cineasta. “Cuando regresé a Colombia empecé a ver los campamentos de personas desplazadas en los parques, en las plazas. Y veía que la mayoría eran personas afrodescendientes. A principios del 2000 cuando el desplazamiento pegó con toda en el Pacifico colombiano, comencé a contactar organizaciones como Afrodes que trabajan con esta población”.
Igualada está lleno de momentos que sacuden sobre todo por el poder de las palabras, por la verdad que transmiten, por la dignidad que reafirman las imágenes y la acciones. Hay una reflexión contundente y esclarecedora que aparece al inicio del filme y que desmonta de un tajo una de las tantas falacias retóricas acerca de los afros:
“Yo recuerdo muy pequeña que nos decían que éramos descendientes de esclavos. Nosotros no somos descendientes de esclavos. Somos descendientes de hombres y mujeres libres que fueron esclavizados”. (Francia Márquez Mina).