Marlon Varela
Su Madre, Los Archivos es un cortometraje de Laura Guauque, realizado a partir de fragmentos de publicidades, entrevistas, series de televisión y noticieros colombianos, grabados desde los años ochenta hasta la actualidad. A través del montaje, la realizadora reflexiona sobre el significado de ser mujer en la sociedad colombiana, pero también sobre el aborto, el cuerpo y el machismo. La película tiene un tono irónico bastante sagaz y expresa un pensamiento propio a través de la risa.
Las presentadoras de televisión, los políticos y los hombres declaran que la mujer solo sirve para procrear y para hacerse cargo del hogar. La realizadora detiene esas imágenes y reflexiona. No, ella no piensa así. No es cierto que la mujer sea un vientre, ni una esclava del hogar, ni una devota de su marido. Para afirmar su desacuerdo, Laura repite hasta el cansancio aquellas imágenes. De tanto hacerlo, el discurso de esos personajes se deforma, es como si ella les quitará la máscara y nos dejará ver una nueva realidad: que esas imágenes son insensatas, ridículas, absurdas, falsas y risibles. Gracias a ese recurso de la repetición, uno como espectador tiene la oportunidad de reflexionar sobre las representaciones de la mujer que la televisión colombiana ha venido promoviendo desde los años ochenta hasta ahora.
Otro recurso estilístico utilizado para desenmascarar esas imágenes televisivas es el montaje de atracciones, es decir, poner al lado dos imágenes que se contradicen para crear una emoción en el espectador: mientras un sacerdote dice paparruchas sobre el aborto, o mientras el siniestro procurador Ordóñez promueve campañas para la procreación y el mantenimiento de la familia tradicional, de inmediato aparecen mujeres aclarando que la mujer es libre de decidir sobre su cuerpo y sobre su vida. Aparecen, por ejemplo, las caras de Florence Thomas, de Piedad Córdoba, de Vilma Penagos, feministas reconocidas en los medios, que cavilan sobre el rol de la mujer en la sociedad, y que proponen una nueva mirada, más allá del discurso machista y anodino de los hombres. Debido a ese montaje de atracciones, el espectador debe tomar partido, debe generar un pensamiento, o por lo menos, debe establecer un diálogo con lo que ve y escucha. Es imposible que trague entero. Laura lo empuja a uno a agitarse, a construir un punto de vista propio sobre aquellas imágenes.
Aparecen, por ejemplo, las caras de Florence Thomas, de Piedad Córdoba, de Vilma Penagos, feministas reconocidas en los medios, que cavilan sobre el rol de la mujer en la sociedad…
El último recurso utilizado para desenmascarar esas imágenes es el de dividir la imagen en dos, sobre todo en la escena de aquella serie, donde madre e hija hablan de la menstruación, pero no parecen entenderse entre sí. Esa separación muestra una ruptura de generaciones: las mujeres de hoy ya no piensan de esa forma tan anticuada que pensaban sus madres o sus abuelas. Laura mete su cuchilla de montajista y se desmarca de los discursos vetustos sobre la mujer. El espectador, después de haber reflexionado, después de agitarse, después de haber tomado partido, quiere pararse de su silla y salir a la calle a combatir, a cambiar la sociedad colombiana. Por lo menos eso es lo que me ha sucedido a mí viendo Su Madre, Los Archivos.
La mirada de Laura Guaque es la mirada de alguien que, a través del montaje, resiste frente a las imágenes machistas impuestas por la televisión y por los hombres, que siempre han reproducido estereotipos de la mujer perfecta, santa y sagrada, que incluso debe responsabilizarse por los deberes de los hombres. La acidez, la ironía y el humor de esta película dan a entender que detrás de esas imágenes hay alguien que propone la creación cinematográfica, especialmente el montaje, como una forma de desenmascarar los discursos sobre la mujer que la televisión nos vende como verdaderos, como una forma de combatir los discursos hegemónicos para crear una mirada propia.