Catálogo de Bajo El Cielo Antioqueño (2017)

Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano

EL TIEMPO RECOBRADO

La exhibición de la versión restaurada de “Bajo El Cielo Antioqueño” es uno de los mayores honores que el Festival de Cine de Bogotá puede tener: Estos momentos constituyen un hito en la cinematografía nacional y una marca en la historia de la cinematografía del mundo.

 

Ver la vida de una época pasada en movimiento a través de sus gentes, sus modales, sus calles, es tan solo privilegio del cine. Y descubrir un Medellín ya ido, con su empuje, su intensidad industrial, su amoral campo, con todo lo que representa el alma paisa es el privilegio que tenemos todos los aquí presentes gracias a la labor insólita de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, y al patrocinio de quienes hicieron posible este trabajo.

 

Mirar al pasado y sentir un mundo lleno de amor crea nostalgia en esta época que nos tocó vivir: Gracias a la música de Francisco Zumaqué, el mundo romántico de “Bajo el Cielo Antioqueño” brilla más, es más universal, es más humano y es más sentimental. Esta misma sensación la expresa de manera rotunda el delicioso afiche elaborado por Marta Granados.

El rescate y preservación de las imágenes del cine colombiano, incluida esta película, hacen parte del trabajo de La Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano que consiguió, contra viento y marea invertir un ingente esfuerzo humano y económico para restaurar la gran producción del maravilloso visionario Gonzalo Mejía, dirigida por Arturo Acevedo, el padre de los famosos Hermanos Acevedo, y que hoy podremos apreciar:

 

Ha sido una labor de los directores del Patrimonio, Claudia Triana de Vargas y Jorge Nieto, quienes con un tesón inspirado en el espíritu paisa han reconstruido este rompecabezas cinematográfico. Y el espectáculo se ha podido realizar gracias al entusiasmo de la Alcaldía Mayor de Santafé de Bogotá, a las Orquestas Filarmónicas de Bogotá y Medellín, a los teatros Jorge Eliecer Gaitán de Bogotá, Metropolitano de Medellín y a muchos enamorados del cine.

Debemos hacer especial mención al patrocinio desinteresado de BASF Química de Colombia que ha querido darle a Medellín el mejor regalo cinematográfico, y a la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano la posibilidad de continuar su laborioso trabajo de restauración.

 

Con la presencia de cada uno de ustedes y su apoyo, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano podrá seguir sorprendiéndonos con trozos de nuestro pasado cinematográfico, para conocer nuestra historia, lo cual agradecemos intensamente porque un pueblo sin memoria está condenado al olvido.

Henry Laguado

Director

Festival de Cine de Bogotá

 

RELATO DE UN RESCATE

Todo lo relacionado con la película colombiana BAJO EL CIELO ANTIOQUEÑO, de 1925, tuvo carácter de acontecimiento.

 

En la formación de la empresa productora FILMADORA MEDELLÍN participaron conocidos empresarios y personalidades de la ciudad de entonces.La filmación, en los sitios más espectaculares de la ciudad y sus alrededores,duró seis meses. Su estreno y posteriores exhibiciones tuvieron gran acogida del público y de la opinión.

 

El director fue un conocido hombre de teatro bogotano, Arturo Acevedo Vallarino. Su hijo Gonzalo Acevedo, también camarógrafo de BAJO EL CIELO ANTIOQUEÑO, le contaba en 1960 a Hernando Salcedo Silva: “El éxito económico de La Tragedia del Silencio (a anterior película de su padre) fue poco,pero al ser exhibida en Medellín despertó el entusiasmo de ese gran hombre que fue Gonzalo Mejía y en el público antioqueño en general, estímulos que contribuyeron a la formación de la sociedad compañía Filmadora de Medellín S.A., con el fin de filmar un argumento original de mi padre que se llamó Bajo el Cielo Antioqueño. Esta película si fue un éxito artístico y económico en Colombia y en los demás países donde se exhibió”.“Mi padre, muy interesado en la filmación de las películas, exigió que las actrices y actores fueron seleccionados entre la gente más distinguida del Medellín de esa época. Ese grupo tenía la ventaja de facilitar la filmación y, además, el que aparecieran en pantalla ya era una gran propaganda para la película”.

El éxito económico de La Tragedia del Silencio (a anterior película de su padre) fue poco,pero al ser exhibida en Medellín despertó el entusiasmo de ese gran hombre que fue Gonzalo Mejía y en el público antioqueño en general …

“En los preparativos iniciales de Bajo el cielo antioqueño se planteó el problema del camarógrafo. Se escribió a los Estados Unidos y a Europa, pero los sueldos exigidos fueron tan crecidos que fue imposible aceptarlos. Tratando de resolver el urgente problema, mi padre me propuso de camarógrafo a Gonzalo Mejía, con la condición de prescindir de mis servicios en el caso de no servir para el oficio.Afortunadamente todo salió bien, y Gabriel Vélez, gerente de la Compañía, me hizo efectivo el contrato para toda la filmación de la película”.

 

“Yo tenía muy poca experiencia en la práctica, pero mucha en teoría, por haberla estudiado en Le Cinématographe de los hermanos Lumiere y en otros textos. Sabía manejar tanto la cámara como el trípode, detalle que era necesario porque en ese tiempo todo se hacía a mano”.

“Se comenzó a filmar en diciembre de 1924 y se terminó el día 13 de junio de 1925. Se demoró más de lo planeado porque los compromisos sociales y comerciales de los actores de sociedad les impedían asistir cumplidamente a la filmación.“El estreno en el Teatro Junín fue apoteósico. Después de la exhibición, que duraba dos horas y diez minutos (trece rollos), los socios del Club Unión organizaron un suntuoso baile para festejar el triunfo de la película, baile que hizo historia en Medellín”.

 

En ese panorama de estos entusiastas aficionados no es adecuado buscar en la película otros méritos, además de lo que el ex presidente Belisario Betancurseñaló en una nota de prensa de 1988,a propósito de una visita a LaFundación Patrimonio Fílmico Colombiano: “De todas las definiciones del concepto cultural, la que más me gusta es la de una antropóloga norteamericana que enuncia: cultura es el banco de recuerdos de un pueblo”. Se trata también del único largometraje de todo nuestro período silente,en el cual se produjeron menos de veinte títulos, al que podríamos calificar como superproducción, dentro delos límites naturales de nuestra modesta industria cinematográfica.

 

El destino de la mayoría de las películas, incluso las de éxito, es el de caer en un olvido que casi siempre significa la desaparición, no sólo por razones comerciales, sino también por la naturaleza química del material en que son impresas, que avanza inevitablemente hacia la descomposición total hasta volver irrecuperables las imágenes allí contenidas.

 

BAJO EL CIELO ANTIOQUEÑO sólo fue proyectada de nuevo ocasionalmente en los años treinta, y después no volvió a figurar, excepto en las memorias de algunas personas y en esa condición especialísima que consiste en formar parte del patrimonio cultural e histórico del país.

 

Por esta razón despertó el interés de los especialistas desde hace muchos años. En tiempos de la Cinemateca Colombiana, el hijo de don Gonzalo Mejía, Luis, encontró en una vieja bodega familiar una serie de rollos, y los entregó a esa entidad a través de Hernando Salcedo Silva, el “padre”de los cine clubes y de los archivos en Colombia, quien a su vez los confió a una programadora de televisión que tenía la intención de utilizara partes en su programación.

… el hijo de don Gonzalo Mejía, Luis, encontró en una vieja bodega familiar una serie de rollos, y los entregó a esa entidad a través de Hernando Salcedo Silva, el “padre”de los cine clubes y de los archivos en Colombia …

Transcurridos varios años sin que ese propósito se lograra debido a la fragilidad de los materiales, a fines de los setenta los responsables de Fundación Cinemateca Colombiana recuperamos de la bodega de la programadora, en trecientos de otras latas de películas, catorce rollos que a duras penas pudieron ser acomodados en la cabina de un pequeño auto prestado.

 

Examinados técnicamente esos materiales, y luego de investigar otros documentos fotográficos, se comprobó que se trataba de aproximadamente cincuenta minutos de negativos originales y setenta minutos de copia de proyección de BAJO EL CIELO ANTIOQUEÑO, en desorden y con secciones repetidas.

 

Durante su gerencia en Focine, María Emma Mejía, nieta de don Gonzalo, se interesó por el tema de la recuperación de esa memoria, contribuyó a crear la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano en 1986, en unión de Cine Colombia S.A., de la Fundación Rómulo Lara, del Cine Club de Colombia y del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, y en 1987 el conjunto de rollos en deterioro de BAJOEL CIELO ANTIOQUEÑO fue entregado al naciente archivo.

 

En desarrollo de una búsqueda permanente que es parte de la misión de esta entidad, otro fragmento de copia de proyección fue encontrado en el archivo de Inravisión, y sólo pudo ser examinado, luego de prolongados trámites, gracias a la decisión del Ministro de Comunicaciones Fernando Cepeda, pero para entonces su avanzada degradación obligó a destruir de inmediato la mayor parte de los siete minutos que duraba.

 

Unos minutos adicionales estaban incluidos en el Archivo Acevedo, que sido adquirido por Esso Colombia, preservado y catalogado por esa y entregado en administración en 1987 a La Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.

 

La mayor parte del acervo de materiales, que así se logró reunir, estaba en desorden y en mal estado de conservación, con muchos de los letreros que narran el argumento desaparecidos, en fragmentos de distintas secuencias del guión original, del cual se conocían entonces tres versiones diferentes.

 

Una detallada investigación fue necesaria para acercarnos al verdadero argumento, en cuya reconstrucción fueron decisivos los testimonios de Yolanda y Luis Mejía testigos excepcionales de las primeras proyecciones, así como la intuición del realizador Luis Ospina, con quienes hicimos una mirada completa.

 

Entretanto, los originales fueron intervenidos técnicamente para lograr condiciones aceptables de limpieza, de reparación de defectos mecánicos y de restablecimiento de la flexibilidad perdida, según las necesidades de cada segmento, con el fin de prepararlos para el copiado.

 

Y simultáneamente se adelantaron gestiones para unir patrocinios con qué financiar la restauración y preservación. En esta campaña fue fundamental la ayuda inicial de Ricardo López Tatis y los otros amigos de la Corporación Cinematográfica Metropolitana de Medellín, así como la constancia de Claudia Triana de Vargas,entonces Directora Ejecutiva de la Fundación.

 

En máquinas especialmente adaptadas para el manejo de esos materiales antiguos, rayados, encogidos y frágiles, se duplicaron las imágenes en soportes cinematográficos modernos, de gran resolución, con la esperanza de poder reconstruir la película para que pudiera ser vista y aprovechada por los colombianos de ahora y de mañana.

el hijo de don Gonzalo Mejía, Luis, encontró en una vieja bodega familiar una serie de rollos, y los entregó a esa entidad a través de Hernando Salcedo Silva, el “padre”de los cine clubes y de los archivos en Colombia …

Ese costoso proceso tuvo que ser adelantado en laboratorios extranjeros y con película en blanco y negro, que hoy en día se fabrica a precios más elevados que la de color, y tuvo que prolongarse durante varios años según la disponibilidad de la financiación.

 

Lograda la duplicación, los especialistas de Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano emprendimos la reconstrucción editorial, tan cercana como fue posible a la versión más plausible del argumento original. La disparidad del origen de los fragmentos, el desorden en que llegaron a nosotros, la inexistencia del guión y la pérdida de letreros y secuencias, así como otras circunstancias de la historia de cada fragmento, hicieron de este caso el más complicado hasta ahora del rescate del patrimonio cinematográfico nacional.

 

En esos trabajos se han invertido patrocinios por más de cincuenta millones de pesos, aportados por la Fundación para la Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural Colombiano del Banco de la República, por el Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), por la Gobernación de Antioquia, por la Fundación Mazda para el Arte y la Ciencia, por UNESCO y por TV Cable.Conviene recordar a los espectadores contemporáneos que BAJO ELCIELO ANTIOQUEÑO era exhibida originalmente, por razones comerciales, en dos partes durante dos noches consecutivas. Esta versión restaurada, de más de cien minutos de duración, debe ser exhibida en proyectores adecuados para cine silente, y en una sola sesión para facilitarla comprensión del argumento, en vista de que la segunda parte está más incompleta que la primera.

 

Por esa misma razón preferimos contarles que el final feliz de los amores entre los protagonistas es posible gracias a los buenos oficios del personaje Mister Adams, quien representa por poder al novio en la ceremonia matrimonial.Corremos este riesgo para prevenir que algunas imágenes, sin los necesarios letreros explicativos, conduzcan a los espectadores actuales a confusión.

 

No descartamos que en el futuro encontremos nuevos elementos o informaciones que permitan lograr una reconstrucción más acertada. Hacemos un llamado en este sentido a quienes pueden aportar cualquier indicio que conduzca a un mejor conocimiento de esta película. Por fortuna ya se dispone de elementos de preservación de estas dos horas, que facilitarían la elaboración de versiones de proyección más completas.

 

Para el fallecido crítico antioqueño Luis Alberto Álvarez, en esta película hecha con escasez de medios técnicos, “lo importante es que ella muestra el estilo de la industria cinematográfica colombiana en ciernes y, de paso, conserva imágenes históricas y socialmente importantes del Medellín de los años veinte, cuya alta sociedad participó en la cinta como en una gran fiesta prolongada”.

… lo importante es que ella muestra el estilo de laindustria cinematográfica colombiana en ciernes y, de paso, conserva imágeneshistóricas y socialmente importantes del Medellín de los años veinte …

Que continúe entonces la fiesta. Como un nuevo acontecimiento, con lasatisfacción de un deber cumplido,con la emoción compartida con todos los colombianos y especialmente con los antioqueños, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano pone a disposición del país la versión restaurada de BAJO EL CIELOANTIOQUEÑO, luego de veinte añosde investigación y procesos técnicos,y del apoyo conjunto de las entidades y empresas mencionadas, y denumerosas personas que creyeron en la importancia de este proyecto.

 

Entre ellas no queremos dejar de incluir también al realizador Guillermo Angulo, a las investigadoras antioqueñas María Elena Giraldo y Margarita María Sánchez, al periodista Darío Restrepo Vélez, ex director de Inravisión,a la Embajada de México en Colombia, que nos colaboró con algunos envíos,y a todos los compañeros de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano,tanto del área técnica como del área administrativa, que durante esta larga aventura aportaron sin falta su dedición entusiasta.

Jorge Nieto

Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano

 

ARTURO ACEVEDO VALLARINO

Director de teatro y cineasta nacido en Bogotá en 1873, muerto en 1950. Pasó su juventud en Zipaquirá, donde su padre, el general Ramón Acevedo Pérez, era administrador de las Salinas. Allí se casó con Laura Bernal Méndez, con quien tuvo seis hijos: Blanca, Alfonso, Gonzalo, Álvaro, Armando (muerto a los 8 años) y un segundo Armando. Se graduó como cirujano dentista en el Colegio Dental de Bogotá y monto un gabinete, donde además de otros pacientes y artistas de Bogotá. Durante la guerra de los Mil acudían los poetas Días militó en las filas conservadoras y obtuvo el grado de coronel de Voltígeros.

 

En 1904 hizo parte de la Gruta Simbólica, tertulia de intelectuales que fundó la Escala de Chapinero, un pequeño local donde debutó como director de teatro. A partir de entonces, y durante veinte años se dedicó a esa actividad, como fundador y director de las compañías Dramática Nacional y Jacinto Benavente. En los escenarios del Teatro Municipal y del Teatro del Bosque difundió autores nacionales y preparó actores, que a su vez formaron otras compañías o trabajaron más adelante en el cine. En 1909 realizó con éxito la primera gira nacional, durante la cual sufrió un grave accidente al caer al foso acústico del Teatro de Girardot, lo que le produjo lesiones para toda la vida. En 1912 fue creador y presidente de la Sociedad de Autores Nacionales. Escribió lacomedia Retazode Vida y el drama patriótico SánchezFerro, con ocasión del conflicto con Perú.

 

Hacia 1920 decidió lanzarse a la aventura cinematográfica. Vendió una hacienda maderera,patrimonio familiar de la esposa, para comprar una cámara de cine y funda la Casa Cinematográfica Colombia, antecesora de Acevedo e Hijos. Escribió y dirigió La tragedia del silencio y Bajoel cielo antioqueño, esta última producida por el empresario antioqueño Gonzalo Mejía (1884 – 1956). Aquejado por las dolencias que le acarreó el accidente, se retiró y dejó la conducción de la empresa cinematográfica a sus hijos.

 

Escrito por Leila El’Gazi. Tomado de: La Gran Enciclopedia de Colombia Temática. Círculo de lectores, Santa Fe de Bogotá, 1993.

 

GONZALO MEJÍA

(1884-1956) heredero de una cuantiosa fortuna, fue pionero a comienzos del siglo XX de ambiciosos proyectos que marcaron un hito en el desarrollo del país: correo y líneas aéreas, transporte acuático, aéreo y terrestre. Fue fundador de empresas como Coltejer y Avianca.

 

Precoz y visionario, Mejía hizo realidad sus sueñosque abarcaron desde el trazado y construcción de la autopista que uniría a Bogotá y Medellín hasta la importación desde Francia del segundo automóvil quellegó al país, tras lo cual buscó y obtuvo la representación de General Motors, Olds mobile y Buick.

 

Conoce en Estados Unidos el negocio del cine y queda fascinado, mide su prosperidad y crea en 1914 Compañía Cinematográfica Antioqueña para distribuir y exhibir con proyectores de manivela, de pueblo en pueblo, las producciones de México y Hollywood. En 1921 encarga al arquitecto belga Agustín Goovaertz la construcción de uno de los cuatro teatros más grandes del mundo, el teatro Junín-Hotel Europa, con4500 sillas, inaugurado en 1924 con la película La sombra.

… lo importante es que ella muestra el estilo de laindustria cinematográfica colombiana en ciernes y, de paso, conserva imágenes históricas y socialmente importantes del Medellín de los años veinte …

El mismo año prueba suerte como productor y crea la Compañía Filmadora de Medellín con la cual produce la película Bajo el cielo antioqueño. Tras siete meses de arduas jornadas, debuta con su esposa Alicia Arango en el papel estelar y un reparto integrado por los miembros de la alta sociedad de Medellín. El éxito de fundar con otros inversionistas, Gonzalo Mejía la cinta lo impulsa a fundar con otros inversionistas, en 1927, Cine Colombia, un proyecto que a la postre monopoliza y absorbe el mercado de la exhibición cinematográfica en las principales ciudades del país. Acosado por los acreedores tras la caída de las acciones que genero la crisis mundial en 1929, vende su parte en la empresa. Más adelante funda el Circuito Antioquia que adquiere y emprende la construcción de varios teatros.

 

Gonzalo Mejía participó en la colonización de Urabá, luchó por el desarrollo de la industria textil y aeroportuaria y fue uno los pioneros de un sueño que 75 años después es aún una utopía: el cine nacional.

 

Versión a partir de: Mejía, Gonzalo, Escrito por Luis Fernando Molina en La Gran Enciclopedia de Colombia Temática. Círculo de lectores, Santa Fe de Bogotá. 1993.

 

 

FRANCISCO ZUMAQUÉ

Nació el 18 de junio de 1945 en la Calle Cartagenita, detrás de la Catedral de Cereté (Córdoba). Creció en una casa donde todos tocaban música y a los doce años asistía a las clases del profesor francés Exbrayat e imitaba con la orquesta de su padre los mambos de Pérez Prado. Continuando sus estudios viajó a Medellín donde conoció al maestro Mario Gómez Vignes y luego a Bogotá para ingresar al Conservatorio Nacional, allí obtuvo en 1970 la beca como el mejor alumno de la Facultad de Artes de La Universidad Nacional.

 

“El maestro Rafael Puyana me recomendó, presentó y abrió la casa de Nadia Boulanger”, célebre pedagoga que formó en su academia parisinageneraciones de intérpretes y compositores: de Stravinsky y Copland a Piazzolla y Zumaqué. “Cuando improvisé al piano ritmos del Pacífico, ella afirmó con inmenso entusiasmo que por ahí estaba la cosa”. Gracias a su sólida formación, el compositor de Macumbia ha podido experimentar, dar base, ritmo y métrica contemporánea a toda su creación, manteniendo el respeto a la “tradición musical viva y fuerte de mi tierra.”

 

De su etapa como arreglista para la Fania All Stars a la de Embajador estable de la música colombiana en Europa; de la grabación de sus obras por el Cuarteto de Cuerdas de la Universidad Autónoma de México a su Oratorio por la Paz, van más de doscientas composiciones. La “voz zuma”, es fresca en color y textura, audaz en ritmo, de diseño instrumental claro y contrastante en sus fuertes acentos. Él mismo, es excelente compositor popular cuando no arregla y un veterano de series de televisión y cine. Sólo él, le da sabor pacífico a un pasaje clásico de la cantata Actus Tragicus de Bach para La mala hora; propone en su Taller de utopías un ensayo sobre la riqueza de las músicas regionales o hace del ballet Manglares un homenaje a Hernando Tejada.

 

Hoy, Zumaqué se mueve entre Colombia y el exterior, trabaja con músicos llaneros en su escenario y ha compuesto la música original para la versión restaurada de Bajo el cielo antioqueño. “No es preciso mirar a Europa como serpientes encantadas, debemos tomar para siempre el sendero de nuestra vereda tropical”. Eso bien lo sabe el país que vibra al ritmo de

su “sí, sí Colombia”.

 

Versión a partirde Cien personajes del Siglo XX: Francisco Zumaqué, una vereda tropical clásica. Por Bernardo Hoyos Pérez. Lecturas Dominicales, El Tiempo, 1 de agosto. 1999.

 

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