Rapunzel, el perro y el brujo, de Andrés Roa

El embrión quindiano

Simón Carmona L.

-Shhhh. Haga silencio, hombre. ¿Acaso quiere que nos escuchen?

– ¿Cómo que “quienes”? Pues los duendes, no se haga el huevón. Mejor cállese y tráigame el rosario, que tengo algo pa’ contarle.

-Póngale pues cuidado. Dicen que en lo profundo de los bosques quindianos… ¿Si me está parando bolas? Concéntrese hombre, que esto es serio…

-Dicen que, en lo profundo de los bosques quindianos, corre con libertad una criatura del demonio. Peor que cualquier bruja, cualquier fantasma, o monstruo. Se trata de una película.

-Pero no cualquiera. Allá en las montañas quindianas ya se habían llegado a engendrar ese tipo de abominaciones, quedando todas en el olvido y el anonimato. Pero esta en particular, quiso llevar las cosas a otro nivel. No satisfecha con conformarse a las fronteras de su departamento, su infección se expandió por todo el país ¡e incluso más que eso!, llegó a embrujar las pantallas de cine de varios teatros de la nación, ¡e incluso de festivales por fuera del país!

 

 

-Las malas lenguas cuentan que su padre es un brujo, proveniente de las entrañas del municipio de Buenavista, a quién conocen como Andrés Roa.  Incluso, hay rumores de que escribió el guion con sangre de vírgenes, y lo grabó todo haciendo uso de magia negra.

 

-Lo de la magia negra, si me lo creo. He tenido el infortunio de mirar a ese engendro a los ojos, y es escalofriante. La textura de las pieles es rugosa y áspera. La luz y la sombra se delimitan y complementan, aunque su dialéctica se mantiene todo el tiempo, es con el surgir de la luna, que los haces de luz agarran volumen y comienzan a filtrarse escalofriantes por cada ventana, puerta y agujero que se atraviese en su trayectoria. Los colores son desabridos y contrastantes, dotando de densidad y volumen a las imágenes. Su diseño sonoro es claro y ensordecedor, haciendo retumbar a la música con estridencia, acompañado de los gritos de desespero, y los golpes de tambor. Y las actuaciones –ignorando un poco la del hermano del brujo– son una cosa infernal, sobre todo por parte del protagonista y el antagonista, que sostienen el peso dramático de todo, pero ¿Qué otra cosa esperar de los sosias de Anderson Ballesteros y Álvaro Rodríguez, respectivamente?

 

-Estoy seguro que ese man tuvo que dibujar un pentagrama para hacer la invocación de una legión de demonios con ese talento tan sobrehumano. A nivel técnico, esa bestia fue creada habiendo cuidado cada detalle. Por ahí escuché que detrás de la fotografía estuvieron unos tales Juan Sebastián Bustos y James Montealegre, y que esa música satánica fue compuesta disque por un Jorge Dussan. Ellos, y todo el equipo detrás, tienen mi respeto… y mi temor.

-Estoy seguro que ese man tuvo que dibujar un pentagrama para hacer la invocación de una legión de demonios con ese talento tan sobrehumano. A nivel técnico, esa bestia fue creada habiendo cuidado cada detalle.

-Sin embargo, lo de la sangre de vírgenes… me cuesta creerlo. Uno al principio que cae bajo el embrujo de la cinta, puede llegar a sorprenderse y quedar aterrado, pero apenas la observa con más detenimiento, se da cuenta de que va perdiendo fuerza. Yo supongo que eso se debe a dos cosas: El guion y la dirección.  Esa historia hermano, es una cosa como rara, uno nunca le termina como de pillar el punto o de qué trata, inicia como interesante, luego no pasa nada y le va como perdiendo el interés, luego se pone otra vez interesante, pero cuando llega el final, eso cierra de una forma toda apresurada, y hay unas inconsistencias ahí de por medio, temas que no se desarrollan, elementos que no vuelven a aparecer, incluso, la película se contradice a sí misma respecto al tema de la brujería, que se supone, es el tema principal. Yo creo más bien que esa sangre de vírgenes se gastó en escribir algo que fuese entretenido, pero que no dijese nada, y a ratos hasta le salía raro. Y ahí viene mi otro punto, siento que la dirección pudo haber sido “más trabajada”, ¿Si me hago entender? por ejemplo, al principio hay como unas explosiones que eso se notan que son falsas, unas transiciones de unos time-lapse del cielo, que eso parece hecho para Tu voz estéreo (2006-actualidad), unos planos con esos llamados jump-cuts, que se sentían muy “peyes” y sin propósito, hasta la música, que la mayoría de veces está bien implementada, hay unos temas que se sienten puestos más por gusto del director, que por un propósito de verdad, como La cumbia del perro, o una canción de los juglares de La etnia, puesta durante una persecución, que desentona con el drama y la intensidad del momento, y la ambientación e identidad del universo. Esos dos detalles principalmente son los que ponen a cojear la película, y que la supuesta “gran monstruosidad” que prometía ser, no resulte tan intimidante.

 

-A la final del día, por ahí va rondando, intentando causar estragos por donde sea que pasa. Más que verlo como el Leviatán del cine quindiano, lo veo más bien como el primer bastardo, de lo que espero que será, una legión maldita de criaturas del averno cinematográficas, creadas por la alquimia de futuros genios quindianos, que habrán de tomarse todas y cada una de las pantallas de este platanal, y podrán tener a Rapunzel, el perro y el brujo (2023) como una clara inspiración para las hordas de archidemonios que sus rezadas manos podrán algún día llegar a invocar.

 

-Bueno, eso es todo. Páseme mejor el rosario y vámonos a dormir, que ya me empezó a dar sueño, y no quiero me quiero despertar y encontrarme teniendo una bruja encima, que por ahí las he escuchado esta noche.